Se suele decir que
las profesiones artísticas son vocacionales, se nace con ello. En mi caso, tardé en darme cuenta. Dediqué buena parte de mi juventud al tenis profesional hasta que un día, el recuerdo de mi niñez correteando por las pastelerías de mi familia (Pastelerías Otaegui) asaltó en mi cabeza en forma de decisión: iría a San Sebastián a estudiar cocina.
Mi paso por la escuela Luis Irizar no me dejó indiferente. Además de aprender mucho de lo que ahora sé, me inculcaron valores como el sacrificio y la perseverancia, tan necesarios en esta profesión. Mis años en San Sebastián fueron muy fructíferos. Me forjé en las cocinas de Casa Nicolasa, Kokotxa y Miramón, tuve la suerte de cocinar para algunos grandes, como Arzak, Berasategui, Subijana y Arguiñano, y compartí fogones con jóvenes promesas como Gorka Txapartegi (1 Estrella Michelín).
Precisamente él, Txapartegi, confió en mí y me dio la oportunidad de trabajar en el hotel Hiberus, junto a otros jóvenes profesionales, con motivo de la Expo Zaragoza 2008.
Mi periplo continuó en la capital. En Madrid tuve la ocasión de liderar la cocina de Kulto al Plato. En esta etapa, obtuve diversos premios junto a mi equipo. Entre otros, fuimos finalistas del Concurso Nacional de Pintxos tres años consecutivos y ganamos el Concurso de Tapas de Madrid, organizado por la Asociación La Viña.Más tarde, dirigí la cocina de La Tulipe, un bistró francés con una carta adaptada, divertida y fresca. Fue en este último destino en el que, tras años de experiencia y habiendo absorbido los consejos de grandes profesionales y compañeros, decidí que era hora de COMPARTIR cada uno de mis platos con el público de Lanzarote.
Así nació NAIA, un “deseo” hecho realidad, que pronto ha dado sus frutos. El pasado año fuimos finalistas de los Premios Mahou-La Provincia de Gastronomía en la categoría de “Restaurante revelación”. Y, para nuestra satisfacción, se me ha reconocido como “Chef Revelación 2014” en los Premios Qué Bueno Canarias Heineken.
¿Mi ingrediente principal? La honradez. Creo en una cocina sincera, basada en el sabor y hecha con mimo, manteniendo la esencia de los recuerdos de mi niñez.